Mouriño dice no a la concesión de Balaídos y solo se plantea un estadio nuevo


Foto: Ricardo Grobas/Faro de Vigo
Hace unos días conocimos la propuesta del Concello al Celta, con una propuesta de Concesión de Balaídos por un plazo de 50 años que le permitiría al equipo vigués explotar libremente los bajos de las gradas de Tribuna, Gol y Marcador. El club no se posicionó de forma pública al respecto de esta oferta, aunque la semana pasada ya conocimos por medio de Paula Montes en Radio Vigo que sopesaba la opción de rechazar la propuesta del Consistorio. 

Este miércoles hemos conocido a través de Faro de Vigo la confirmación de que el club ha rechazado dicha propuesta y solo se plantea construir un estadio nuevo, sea en Vigo o fuera. Carlos Mouriño insiste en su discurso de dotar de patrimonio al club, y solo aceptaría seguir en Balaídos si tiene la propiedad del inmueble, algo que parece estar bastante lejos de hacerse realidad a día de hoy, ya que el gobierno que dirige Abel Caballero no está dispuesto a vender el estadio. 

Por tanto, las alternativas, si se confirma este rechazo, solo son dos: Un estado nuevo en Vigo, o un estadio nuevo fuera de Vigo. En ese aspecto, Mos está bien situado. La alcaldesa del ayuntamiento limítrofe, Nidia Arévalo, ha tenido contacto directo con Carlos Mouriño, y está intentando convencerlo para emplazar el estadio en su término municipal.

Claro que la propuesta más lógica es construir el estadio en Vigo, al menos por cuestiones comerciales, que son las que mueven al Celta en este aspecto. Pero para poder construir en Vigo necesita terrenos, y para ello necesita que esos terrenos que se usen tengan dotación deportiva y comercial, algo que ha imposibilitado todos los proyectos de ciudad deportiva durante los últimos años. 

La situación ha adquirido un giro que parece llevar al Celta lejos de Balaídos. Una situación que muchos aficionados seguramente no deseen, pero que a día de hoy parece inevitable si no existe acuerdo entre las partes. También es cierto que en toda negociación hay giros inesperados y momentos en los que parecen estar rotas, así que habrá que confiar en la buena fe de ambas partes para llegar a un acuerdo que satisfaga a todo el mundo, incluidos los ciudadanos de Vigo. 

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