Pablo Hernández, especialista en el Vicente Calderón


Foto: Denis Doyle/Getty Images
Pablo Hernández tardó casi dos temporadas completas en marcar su primer gol con la camiseta del Celta en Balaídos. Fue en un partido ante el Betis, en abril de 2016, el mismo día en el que Claudio Beauvue sufrió aquella desgraciada lesión que aún no le ha permitido volver a vestir la camiseta del equipo. 

El Tucu celebró con rabia la consecución de un gol ante su afición que se le estaba resistiendo. Desde entonces ha marcado otro tanto, y ya suma 2 en Balaídos, en los dos años y medio que lleva en Vigo. Muy diferente es su aportación en el Vicente Calderón, donde ha marcado 3 goles, más que en toda su estancia con el Celta en Balaídos, y ha demostrado que es un estadio talismán para él. 

Su primer gol llegó en la Temporada 2014-15. Acababa de aterrizar en Vigo, cuando dejó un gol que se recordará durante muchos años, rematando de espuela un centro a la nada de Carles Planas. Nadie lo esperaba, es más, tanto Godín como el portero Moyá, esperaban que el balón saldría por la línea de fondo. Nadie tuvo fe en ese balón, salvo Pablo Hernández, que estiró la pierna buscando el impacto afortunado. Y lo encontró. 

Casi un año y medio después de aquella primera aventura en el Vicente Calderón, el internacional chileno vivió otra incluso más emocionante. El Celta visitaba el estadio madrileño en la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey, tratando de hacer bueno el 0-0 de la ida. Hernández nunca se ha caracterizado por su capacidad goleadora, aunque solía terminar con buenas cifras para un futbolista de banda. Sin embargo, aquel día, logró marcar dos goles que empujaron al Celta a las semifinales de Copa. 

Sabemos que Berizzo es un entrenador que tiene sus manías y sus supersticiones, así que lo más normal es que esta noche lo ponga en el campo, sabedor de que en cualquier momento pueda enviar un balón al fondo de las mallas de Sergio o Rubén Blanco. 

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