El preocupante estado del césped de Balaídos


Foto: Atlántico Diario
El pasado año, cuando llegaron las lluvias y el frío gélido del mes de enero, el Celta tuvo que disputar cuatro partidos seguidos en Balaídos, en la confluencia de la Liga y la Copa del Rey. Fue una prueba que no pudo superar el césped. El club decidió tomar las riendas, y solicitar al Concello la gestión del terreno de juego. Se plantó un césped nuevo y Royal Verd se encargó del mantenimiento. 

Esta empresa, que lleva varios de los campos mejor cuidados del fútbol español, dotó de un trato y cuidado profesional al césped de Balaídos, y los resultados, al menos desde un punto de vista estético se notaron desde el primer momento. Pero una cosa es lo que decía la vista y otras las sensaciones de los futbolistas. 

Es cierto que el estado del césped es mejor que el que presentaba hace ahora un año, pero con las lluvias y el frío, se le han vuelto a ver las costuras. El pasado domingo, ante el Valencia, el césped mostró el peor estado desde que fue sembrado, y volvió a estar muy resbaladizo, convertido en algunas zonas en una pista de patinaje. Los jugadores del Celta más o menos se van adaptando, pero es inevitable alguna caída en cada partido. 

¿Qué sucede con el césped? Tradicionalmente, Balaídos siempre ha sido uno de los campos con mejor césped de la Liga, incluso en Segunda División, cuando un hongo consumía la hierba, estropeándolo visualmente, pero siguiendo en un estado impecable para la práctica del fútbol. Tras el ascenso se hicieron obras en Balaídos, tapando los fosos que separaban las gradas del terreno de juego, y son muchos los que apuntan a que esa obra provoca dificultades a la hora del drenaje y estropea el césped. Sería importante aclarar cual es el motivo por el que el césped, pese a estar mejor tratado que nunca, no acaba de ser lo que fue, pero estaría bien resolver esta cuestión, ya que el principal perjudicado es el Celta. 

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