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| Foto: Miguel Ángel Polo |
La derrota sufrida por el Celta en Balaídos ante el Valencia fue de las más injustas de la temporada, no tanto por el signo del partido, sino por lo abultado del resultado. Es evidente que el marcador no se ajustaba a lo visto en el campo, pero la efectividad salvaje del Valencia le hizo acreedor de una goleada con la que no contaban y que no merecieron.
Durante la pasada semana, las declaraciones de los jugadores del Celta siempre mencionaban este resultado. Cierto que era la prensa quien sacaba el tema, pero los celestes entraban al trapo sin problema alguno. La derrota había escocido, y había ganas de revancha. Sana, pero revancha. Algo lógico si tenemos en cuenta que un 1-5 en casa es un resultado difícil de olvidar, especialmente cuando crees que incluso no han merecido ni ganar.
Así las cosas, los célticos se presentaron de verde en Mestalla dispuestos a lograr tres puntos de oro y eliminar de la lucha europea al Valencia. Dicho y hecho. Los de Berizzo ganaron y en la recta final perdonaron una goleada que podría sear de escándalo y que habría servido como la venganza perfecta, aunque apear de la lucha por Europa a un equipo hecho para pelear por la Champions League tampoco está mal como “Vendetta”.
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