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| Foto: LFP |
Nolito volvió a evidenciar que aún no está para un partido entero cuando la exigencia es alta, algo que sucede cada siete días, pero al menos volvió a dar muestras del talento y la chispa que le convierten en un jugador desequilibrante. El andaluz participó en la mejor ocasión del Celta, cuando Iago Aspas envió el balón al larguero, y se entendió muy bien con el moañés durante la primera mitad, cuando el Celta aún estaba vivo en el partido.
Volvimos a ver a un Nolito chisposo, con la sensación de que podía aportar muchas cosas en ataque, buscando el desborde con detalles de talento, como caños o acciones típicas de él que no hemos visto en estos partidos que ha jugado tras la lesión. El pasado miércoles ante el Villarreal se vio una versión bastante mala de Nolito. Contra los de Alcaraz evidenció no tener capacidad de sorpresa, algo que si demostró ayer en el Bernabéu.
Claro que finalmente no fue efectivo, ya que el Real Madrid arrasó al Celta en la segunda mitad, y todo lo hecho durante los primeros cuarenta y cinco minutos caerá pronto en el olvido. Al Celta le quedan por delante diez partidos, diez auténticas finales en las que intentará cumplir el sueño de regresar a Europa diez años después. Para conseguirlo es necesario que Nolito esté a tono, mucho mejor de lo visto ayer, por supuesto, pero es un primer paso para acercarse al futbolista que ha levantado la admiración de la Europa futbolística.
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