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| Foto: Ricardo Grobas |
Este sábado regresa a Balaídos Eusebio Sacristán. El de La Seca tiene pasado como entrenador y también como futbolista del Celta. Que no es poca cosa. Bajo su mando, el Celta navegó en una de las peores épocas de su historia, con estrecheces económicas y una de las mayores crisis deportivas desde la fundación. El famoso partido ante el Alavés pudo suponer el golpe definitivo a una entidad que se tambaleaba por entonces.
El club apostó por la cantera y encontró en Eusebio a su guía ideal. De su mano debutaron decenas de jóvenes futbolistas, sobre los que el equipo formaría la base que posteriormente conduciría al ascenso en 2012. Gran parte del mérito de aquel logro está depositado en la fe, la confianza y la esperanza de un técnico cuya apuesta por la cantera fue valiente y decidida.
Iago Aspas se lo reconoció ayer en sala de prensa. No en vano, ambos tienen mucho que agradecerse. A Aspas lo puso a jugar en Balaídos Eusebio en aquel partido ante el Alavés. Era su debut ante su afición, y este le devolvió el favor con dos goles que salvaban al equipo. En la siguiente temporada, el moañés fue clave en varios partidos en los que el técnico castellano se jugaba el puesto.
Así pues, no es de extrañar que ambos tengan buenas palabras el uno para el otro. Ayer le tocó a Aspas: “Para mí fue como un profesor porque me enseñó muchas cosas. Fue uno de los primeros que me puso como delantero y luego me dio la oportunidad de debutar ante mi afición”, apuntó, y destacó su trabajo con la cantera: “Él subió a muchos jugadores de la cantera, en un momento difícil económicamente para el club. Con él se dio un pase adelante, su llegada fue una gran elección”, concluyó el moañés, que no olvidará fácilmente el paso de Eusebio por el banquillo céltico.
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