Si no hay belleza, que haya oficio


Foto: EFE
El Celta logró ayer una victoria atípica, al menos para lo que este equipo nos suele dar. El partido de ayer bien podría haber sido el de cualquier equipo de los que visita Balaídos, llevándose tres puntos con más oficio que otra cosa. Cierto que el Celta siempre quiere jugar bien, apostando por el balón y la combinación, pero el rival también juega y ayer el Getafe, el terreno de juego y las condiciones climáticas se pusieron en contra. 

Así que a falta de belleza, el Celta tiró de oficio, y esta vez salió cara. Normalmente, cuando un equipo que no está habituado a hacerlo, intenta mantener un resultado suele pagarlo caro, pero la fortuna estaba ayer del lado celeste, que incluso pudo matar el partido en alguna contra. 

El tiempo no recordará esta victoria con especial cariño, e incluso hemos podido leer algún comentario en la web de decepción. Hemos llegado a un punto en el que ya no basta ganar, sino que prima la excelencia en cada batalla. La realidad es que no siempre se puede hacer bonito, y es bueno que cuando el equipo no esté bien, también pueda puntuar o ganar. El oficio es necesario para llegar lejos. No debe ser una costumbre, pero es lícito que sea un recurso. 

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