Tan Orellana y tan Raúl García


MIGUEL RIOPA

Mal final para un año brillante. El Celta no pudo poner el broche de oro a un 2015 notable ante su bestia negra particular. La maldición de las franjas del Rayo se ha trasladado al Athletic. Balaídos es tierra fértil para los bilbaínos. Tendrá que volver Benni McCarthy. El que se ha ido ya es Augusto Fernández, una mayor derrota que la de hoy. Deberá el Celta reinventarse y encontrar recambio para un hombre clave en un puesto clave. Fuera o quizás en casa. De ello dependerá en gran medida el 2016 que se avecina. 

El partido se jugó en motocicleta. El Celta sabía de la exigencia física que impondría el Athletic y quiso igualar la intensidad. Redobló la apuesta y le salió bien durante la primera parte, aunque mal durante la segunda. Pelear contra armarios como Aduriz, San José o Raúl García exige un gran derroche. Antes del descanso ya se veía que los de Berizzo no podían aguantar el ritmo. La falta de acierto del principio se multiplicó con el ácido láctico y el Celta se estrelló contra Etxeita y Laporte. Tampoco Berizzo supo leerlo y mover la pizarra. Espero al gol visitante para echar mano del banquillo. Tiró de Drazic, no Señé, e hizo el cambio habitual de Guidetti. Tarde y no demasiado bien.

El resumen del choque podría centrarse en el duelo de mediapuntas. Orellana y Raúl García, chileno y navarro fueron el rostro de sus equipos. El Celta fue muy Orellana. Intenso, desequilibrante, pero con la luz apagada al llegar al borde del área. El Athletic fue muy Raúl García. Luchador, juego aéreo, juego subterráneo y gol. Ganó el ex del Atlético de Madrid. Su influencia sobre el conjunto vasco es tal que se ha cargado ese equipo bonito y divertido de hace unos años. Incluso ha instalado el marrullerismo. Los de Valverde se han "colchonerizado" en su máxima expresión. Y eso es justo lo que más le incomoda al Celta.

No hay drama, sino oportunidad perdida. El Athletic pudo estar a 10 puntos, a 7 y está a 4. Una pena. Toca seguir peleando para alcanzar el billete europeo. Un Málaga recuperado en el horizonte para mantener la racha a domicilio. Se esperan cambios o no. Berizzo puede sorprender. Es un técnico que apenas rota, pero cuando rota, rota en la portería. Cosas de entrenadores.

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