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| Foto: Ricardo Grobas |
El choque de Copa ante el Almería se detuvo en el minuto 25 cuando el “Tucu” Hernández se quedó tumbado en el terreno de juego quejándose de su rodilla. Sus gestos de dolor eran claros, y Balaídos contuvo el aliento. ¡Cómo hemos cambiado!. ¿Cuántos de aquellos que silbaron al argentino en las primeras jornadas de Liga tragaron saliva esperando que no fuese nada?.
El Tucu ha conseguido cambiar la opinión de buena parte de los aficionados célticos, que ahora empiezan a considerarlo y concederle la importancia que ya Berizzo le había dado antes de los silbidos. Se ha sabido adaptar a un entorno hostil, a un fútbol muy diferente y más rápido del que estaba acostumbrado. No es que ahora sea un futbolista rápida, esa condición no la tiene, pero ha aprendido a pensar antes que los demás.
Su talento, inmenso, hace el resto. Ayer incluso se atrevió con un slalom que tuvo que parar el Almería en falta ante el estupor de Balaídos. Aquello no era para lo que estaba destinado el Tucu. Pero además siguió ofreciendo lo de siempre, trabajo en defensa, en el juego aéreo, buena distribución y un tiro lejano cada vez más afinado. El Tucu empieza a convencer.
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