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Foto: LFP |
La lesión de Nolito hacía presagiar lo peor para el Celta. El futbolista andaluz es una de las grandes referencias de este equipo, y bastaba el dato de que durante sus ausencias en estos dos años el equipo vigués no conocía la victoria en Liga. Eso unido a su gran inicio de temporada invitaban a presuponer que se echaría de menos al “10” céltico.
Y no es es que no se haya echado de menos. Que va, pero el Celta ha aprendido a sobrevivir sin él. Berizzo resolvió su ausencia dando entrada a Señé. Movió a Bongonda a la banda izquierda, mantuvo a Orellana en la mediapunta y dio espacio a Señé para que explorase la banda derecha. El equipo recuperaba un esquema clásico, con dos extremos por su banda natural, con capacidad para trazar diagonales, pero también para llegar a la línea de fondo.
Sobrevivió manteniéndose fiel a su esquema, a su idea. Presión alta, combinación y mucha movilidad. Tocar y moverse. Esa es la clave del Celta, y es evidente que Nolito ofrece muchas soluciones en el terreno de juego. Puede que a veces se empeñe en repetir la misma jugada, pero cuando le sale gana un partido. Por eso es tan bueno que el Celta aprenda a sobrevivir sin él. Ya ha pasado un encuentro y queda menos para que vuelva. Con puntos su ausencia será más llevadera.
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