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Foto: EFE |
Convengamos que Pablo Hernández no es un gran goleador. A lo largo de sus 40 partidos con el Celta ha anotado tres goles, no son muchos si pensamos que es un mediapunta, pero lo que es indiscutible es la belleza de dos de ellos. Ante el Valencia anotó un tanto de cabeza, bueno pero sin alardes, pero la pasada temporada nos había regalado un auténtico golazo en el Calderón, que ahora rivaliza con el que anotó ayer en Anoeta, un zurdazo desde más de 30 metros, imposible para el meta donostiarra.
Son goles completamente diferentes. El del Calderón buscaba la sorpresa estirando la espuela en busca de un contacto con el balón ante el que nada pudo hacer Moyá, el meta del Atlético. El de ayer es un zambombazo que buscaba la escuadra con un efecto diabólico. No es lo mismo pero, ¿Cuál de los dos es más bonito?
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