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Foto: Ander Gillenea |
Lo tendrá complicado el Tucu Hernández. Hace unas semanas, Berizzo aseguró que los silbidos recibidos por su pupilo acabarían transformándose en aplausos. Lo cierto es que su rendimiento en las últimas semanas ha sido óptimo. Seguramente no será nunca candidato al balón de oro, pero su rendimiento comienza a cumplir las expectativas que creó su fichaje el pasado verano, cuando el Celta invirtió más de un millón de euros en su contratación.
Sin embargo, da la sensación de que ni el paso de las semanas, ni su evidente mejoría, servirán para reconciliarlo con toda la afición. Un reducto, cada vez más pequeño eso sí, sigue negándole el pan y la sal al internacional chileno, que en las últimas semanas ha demostrado que no es nada descabellado otorgarle la titularidad en este Celta. El equipo ha rendido bien con él en la cancha, y el sábado por la noche salvó al equipo con un golazo casi en tiempo de descuento.
Un tanto que será recordado durante mucho tiempo por lo que significó, romper una racha de más de tres lustros sin catar la victoria en Anoeta. Pero no solo hizo eso durante el partido, robó muchos balones, despejó muchos ejerciendo funciones defensivas a balones colgados por el rival, y sí, también los perdió, como todos los jugadores del equipo. En definitiva estuvo a buen nivel, y es algo que se viene repitiendo en las últimas jornadas, pero ni eso sirve para que algunos le reconozcan sus méritos cuando toca reconocerlo. ¿Qué tendrá que hacer?
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