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Foto: Ángel Sánchez |
Uno de los peores partidos del Celta la pasada temporada se produjo en El Madrigal ante el Villarreal. Los de Berizzo, que cayeron ampliamente derrotado en los dos partidos jugados ante el Submarino amarillo, padeciendo en sus carnes la efectividad del cuadro castellonense, que se impuso con claridad en ambos partidos.
Concretamente en el partido de vuelta disputado en el estadio castellonense, el Celta fue vapuleado por un Villarreal que castigó excesivamente los fallos de los jugadores célticos. El primer tanto de Giovanni, anotado casi sin ángulo a pocos del descanso al que se llegó con un 2-0 después de que en tiempo de descuento Musacchio se anticipase a un indolente Gustavo Cabral.
Berizzo había planteado un choque con tres defensas centrales, debido a que el Villarreal jugaba con dos puntas. Un dibujo que se vio claramente superado por el esquema de Marcelino, y que fue cambiado tras el descanso con la entrada de Álex López en lugar de Sergi Gómez. Defender con más hombres atrás no hizo defender mejor al Celta, así que Berizzo decidió regresar a lo conocido.
A pocos minutos del comienzo, Augusto ponía el 2-1 que daba esperanzas al Celta, y Berizzo decidió otra prueba extraña, dando entrada a Bongonda en lugar de Hugo Mallo. Jonny pasaba al lateral derecho, y el belga se situaba como lateral izquierdo. Una prueba que resultó muy dura cuando un minuto después de la entrada de Théo, Vietto encontrase por la banda izquierda céltica el espacio suficiente para poner el 3-1 que que cerraba un partido, coronado en goleada con el cuarto tanto anotado por Gerard. En definitiva, un día malo para el Celta de Berizzo. Este año, los célticos viajan con la lección aprendida y mayor confianza en sus opciones. Peor será difícil hacerlo.
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