Toni: "De pequeño me fijaba mucho en Fran y en Mostovoi"


Foto: Marta Grande
Toni Rodríguez jugó en el Celta hasta la pasada temporada, cuando decidió emprender la aventura americana. A su regreso de la MLS fichó este mes de enero por el Lugo, donde asegura sentirse cada vez más cómodo. El futbolista coruñés concedió una entrevista a la web del conjunto rojiblanco, en la que hace un amplio repaso a su trayectoria futbolística, centrándose especialmente en su etapa en el Celta. 

Aunque en su momento ya se había comentado, Toni reconoce que en el verano de 2013 estuvo a punto de fichar por el Lugo. Era entonces cuando Luis Enrique no acababa de contar con él en la pretemporada, y se barajaba la opción de una cesión a la ciudad de las murallas: “En anteriores temporadas ha habido una posibilidad muy alta de que ya hubiera venido aquí. De hecho, me fui a Portugal de pretemporada con Luis Enrique y dejé las maletas hechas en mi casa. Mi casa estaba vacía, pensé que sería cuestión de un par de días que se hiciera”, confesó. 

Tras jugar en el Ural y en la cantera del Barcelona, llegó al Celta con dieciséis años. ¿Cómo recuerda Toni esa etapa?: “Como algo muy bonito. Quería jugar cerca de casa. Tenía ofertas de otras partes de España. Llevaba cuatro años muy lejos de casa, mis padres viajban, prácticamente, cada viernes por la noche mil kilómetros sin dormir para verme jugar el sábado. Maté y Álex Martínez fueron quienes me ficharon”, revela Toni, que formó parte de uno de los juveniles mejores en la historia del Celta, el de la Temporada 2008-09, donde también jugaban Hugo Mallo, Rodrigo o Joselu, entre otros. 

Uno de los mejores recuerdos de Toni en su carrera deportiva es el ascenso con el Celta en 2012: “Hicimos un final de temporada increíble. Esta categoría es dificilísima y larguísima. Lo que hicimos fue una auténtica locura, una barbaridad. Con el Deportivo y el Valladolid, éramos tres equipos fortísimos. Teníamos muy buenos jugadores y un gran entrenador. Fue una año de consagración para mí. Fue inolvidable la comunión con la afición después de tantos años duros. Hoy día, es el recuerdo más bonito de mi carrera”, apunta. 

Preguntado por los compañeros que más le impresionaron en su carrera, Toni lo tiene claro: “Borja Oubiña es ahora un gran amigo y es un referente por su forma de trabajar, por su forma de vivir la profesión. Me abrió los ojos. Conocer a Borja fue un descubrimiento. Sergio Álvarez, con el que jugué mucho tiempo en el filial, desde el primer momento fue un ejemplo. Cuando yo era juvenil y él estaba en el Celta B, vivía cerca de mí. Me invitaba a ver la Champions porque no teníamos Canal Plus. Nos invitaba a mí y a otro compañero a pizzas. Pagaba él (se ríe). Mario Bermejo fue mi compañero de habitación durante cuatro temporadas, es un gran amigo y me demostró lo que debe ser un profesional en las situaciones buenas y malas. Esos tres ejemplos, junto a Javi Varas, son mis referentes”, explica. 

Como todo niño, Toni también tuvo sus ídolos. Y la respuesta a la pregunta es curiosa. Un futbolista deportivista y otro celtistas compartían sus sueños siendo un crío: “Yo me fijaba mucho en A Coruña en Fran porque era un referente para todos los chicos gallegos y coruñeses, y Mostovoi, porque mi padre era un admirador suyo desde que tengo uso de razón”. Todo un ejemplo al admirar a los futbolistas más allá de los colores.

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