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Foto: Jorge Landín |
Hay que suponer a Fontás intrigado por la identidad del nuevo técnico en las horas posteriores a conocer que Luis Enrique se iba. Más que otros compañeros. Es un central criado en el estilo azulgrana. En Mallorca, a las órdenes de Caparrós, se ahogó. En Vigo recuperó las rutinas de siempre. "Berizzo", le dijeron, y tal vez no se resolvieron sus dudas. Sería después: en la primera charla, el primer entrenamiento, el primer partido. "No es que sintiese alivio", aclara, "pero sí que es una buena noticia que siga con la continuidad de un proyecto que en la pasada temporada acabó a un nivel muy alto. Con diferentes matices, es la misma línea de trabajo y al equipo le ha venido muy bien".
A Fontás le corresponde adelantarse en retaguardia para mantener prietas las líneas. "Es un riesgo que hay que asumir. El equipo es consciente de que lo toma, pero también del gran beneficio que nos puede proporcionar recuperar el balón tan arriba. Así ha sido durante la pretemporada. En la Liga, en según qué partidos, habrá que ajustar un poco más. Pero la idea va a ser la misma: presionar muy fuerte al rival e intentar recuperar cuanto antes el balón. En ese sentido, los defensas somos conscientes de que tenemos que adelantar la línea. No por eso debemos sufrir. Habrá todo tipo de situaciones. Es bueno para los defensas que la gente de arriba esté encima de los lanzadores del balón. No se sentirán cómodos. El equipo está convencido de lo que hace y estoy seguro de que va a salir bien".
Igual piensa Sergi Gómez, que pertenece a la misma cultura futbolística. "Sabemos que la clave de defender bien no está sólo en la parte trasera. Si un delantero realiza bien la presión y decide bien a la hora de tapar la salida del contrario, esto nos ayuda muchísimo. Podemos subir más la línea y que el equipo esté más junto y rápido para robar el balón". A Gómez le parece adecuado mantenerse estables en tal identidad, sin caer en el integrismo radical: "Tenemos una idea de juego, un estilo, y seremos fieles durante todo el año. Dependiendo del sistema del rival, podremos variar alguna cosita. Si vemos que el sistema no nos sirve de todo, igual hacemos algún cambio táctico para plantarle cara al planteamiento del equipo rival. Pero la idea general es la nuestra".
No solo los centrales habrán de moverse en el alambre. El trabajo se le multiplica a los laterales: han de subir, bajar, realizar apoyos... "Nos hemos adaptado. Los tres somos muy físicos. Es un tipo de juego que nos viene bien", concluye Jony.
Armando Álvarez / Faro de Vigo
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