Celta Citroën, el equipo que transformó la Liga Femenina


Marcó estilo y el futuro. El Real Club Celta de baloncesto, sección de la entidad futbolística hace tres décadas, levantaba tal día como hoy, un 13 de mayo de 1984, el trofeo que lo acreditaba como campeón de la Copa de la Reina. No era el primero ni sería el último, pero definió el camino al básquet femenino español.

Ocurrió en Santiago, en la tercera final del torneo del KO que las celestes disputaban en Galicia en el plazo de cuatro años. Como las anteriores, cayó del lado céltico. ¿La novedad? Que la victoria llegaba con una estadounidense en las filas viguesas, Terri Huff. Era la primera foránea del Celta en competiciones nacionales y la primera de aquella Liga que revolucionó todo. Aquel título supuso el magnífico colofón a una intensa y dura temporada. Luis Fernández Castro era el delegado de la sección y el laureado Vicente Rodríguez, 'Cholas', el entrenador.

Tras algunos años debatiendo la opción de fichar extranjeras, la propuesta firme se trató en la asamblea de julio de 1981 para hacerse efectiva en la campaña 82/83; finalmente, la Federación Española de Baloncesto aceptaba esa posibilidad en verano del 83. Hasta esa fecha sólo se permitía jugar copas de Europa con extranjera. El Celta, que ya había probado sin mucha fortuna esa filosofía en la Copa de Europa 77/78 (con la pívot peruana Katia Manzur), se pasó aquel verano siendo fuente de nombres.

Que si Terry Dörner (luego iría a Canarias), que si Richardson, que si Ana María López –estadounidense de ascendencia española que se echó atrás subiendo las escalerillas el avión, lloros incluidos–, que una brasileña, o una yugoslava... Fernández Castro no se desanimó. Seguía la guerra con Marisol Paíno al pretender ésta fichar en el Xuncas lucense (se había ido a las pocas semanas de comenzar la Liga 82/83 y el Celta, que firmó mal año, la denunció ante la FEB) y el dirigente buscó un revulsivo. Elvira Gras y Ana Eizaguirre, pívots, dijeron que no y el delegado de la sección recurrió a Bruce Levy, un agente judío neoyorquino. Acertó.

Por unos 10.000 dólares, fuerte suma para aquel tiempo, aterrizó en Peinador Theresa 'Terri' Huff, una mulata nacida en Milwaukee y formada en la Universidad de Wisconsin que cruzando el charco 'encogía' (de 1,87 a 1,83). La Liga fue discreta, pero no la Copa. En el polideportivo de Santa Isabel, el Celta se imponía en 'semis' al Comansi (80-62) con 23 puntos de la americana, y en la final al Canoe (77-74), un equipazo. Huff aportaría 17 puntos. En aquella plantilla militaban Ingelmo, Susana García, Ángeles Araújo, Liboreiro, Carmen Martínez (lesionada)... 

El Celta redibujó el baloncesto femenino. Esa campaña llegaría otra americana a la Liga, Daphne Donnelly (Tenerife). Canoe y Alcalá rondaron fichajes, pero no sería hasta el ejercicio 84/85 cuando empezó un desembarco más global. Y hasta hoy. Desde Madrid y Barcelona, al club vigués se le cuestionaron siempre sus fichajes y su mentalidad profesional. Siempre fue un adelantado a su tiempo.

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