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Foto: Óscar Vázquez |
El puzle de Luis Enrique no tiene límite. El entrenador del Celta ha sido capaz de confirmar 26 onces diferentes en las 29 jornadas que se llevan disputadas. Tan solo repitió el mismo equipo dos jornadas seguidas (en la primera y en la segunda) y desde agosto jamás han jugado los mismos. Lo más parecido ha sido repetir el once en dos salidas consecutivas: Villarreal y Elche. Todo lo demás han sido experimentos continuos, con independencia del rendimiento del equipo en la jornada anterior. Una apuesta que permite tener a todo el equipo enchufado, pero que al mismo tiempo siembra confusión. Podría ser una de las causas de la falta de regularidad en los resultados del Celta, que lleva toda la segunda vuelta haciendo la goma y que solo ha sido capaz hasta la fecha en enlazar en una ocasión dos triunfos consecutivos.
La Liga comenzó con un mensaje de continuidad. El Celta no le ganó al Espanyol en la primera jornada, pero Luis Enrique premió el buen partido celeste repitiendo el mismo equipo en el Benito Villamarín a la semana siguiente. Siete meses después la historia no se ha vuelto a repetir.
Desde la jornada 2 a la 26, el entrenador céltico confeccionó 23 equipos diferentes. Hasta que decidió dar continuidad al once de Villarreal para redoblar la misma apuesta a domicilio en el Martínez Valero. Fue la única excepción porque desde entonces ha experimentado con tres nuevas versiones del mismo Celta.
En semejante galimatías, Yoel ha sido el único intocable, porque el portero céltico lleva encima los 29 partidos de Liga disputados por el conjunto vigués. Le sigue, como jugador de campo Hugo Mallo, que solo se ha perdido tres citas (una por rotación, otra por sanción y la tercera por decisión técnica).
El enredo se alimenta desde la defensa, con once combinaciones diferentes en el cuarteto a lo largo del curso. De hecho, en las últimas semanas Luis Enrique ha venido utilizando a siete jugadores diferentes.
Algo parecido sucede en el centro del campo, en donde Oubiña dejó de ser el único fijo, para entrar y salir asiduamente, lo que provoca continuos viajes al centro de Fontás y abre el elenco de combinaciones. Recuperado para la causa Madinda, son ocho los jugadores que han tenido presencia en esa demarcación a lo largo del curso.
Curiosamente el ataque pasa por ser la línea más estable, especialmente en las últimas jornadas, que es cuando más se ha repetido el tridente Orellana-Charles-Nolito. El delantero, el que menos recambio tiene, ha sido un fijo siempre que ha estado disponible, y los dos exteriores se han afianzado en el equipo después de pasar por diferentes visicitudes. A día de hoy Santi Mina pasa por ser el cuarto delantero, aunque también hay que tener en cuenta que Rafinha ha combinado mucho la posición de centrocampista con la banda derecha.
Esta idea choca con la máxima de dar continuidad a un equipo base, en especial cuando el juego y los resultados acompañan. La idea de Luis Enrique le permite tener a todo el plantel enchufado, pero al mismo tiempo no deja de ser un foco de confusión. El viernes todo indicaba que Íñigo debutaría como titular en casa y sin embargo el preparador gijonés decidió recuperar a un dubitativo David Costas, aunque la muestra más palpable fue la decisión de sentar a Hugo Mallo, uno de los jugadores más en forma, en el Ciutat de Valencia.
En el medio campo sobresale el papel menguante de Álex López en las dos últimas jornadas, después de haber sido el céltico con más comparecencias. Hasta Nolito tuvo su momento de oscuridad. Con Luis Enrique nadie se salva. De lo contrario, sería imposible inventar tantos once con una plantilla que se ha quedado con 21 efectivos. Y queda algún as en la manga.
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