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Foto: Grigory Dukor |
Valery Karpin ha finalizado su relación con el Spartak de Moscú, a donde regresó hace unos años para ayudar al club en el que se dio a conocer profesionalmente. El ex jugador del Celta tuvo varios cometidos dentro del conjunto moscovita, hasta que fue definitivamente destituido durante esta semana. Su pasado en el Celta, brillante como el de pocos jugadores, invita a pensar que en futuro, quien sabe cuando, tal vez se crucen nuevamente los caminos de Karpin y del Celta.
Mucho más ahora que el éxito de Simeone en el Atlético de Madrid parece empujar a los banquillos a ex futbolistas de esos equipos. Ocurrió con Calderón en el Betis y con Contra en el Getafe. Los dos últimos ejemplos de esta tendencia, que se confirma con el regreso de Víctor Muñoz al Real Zaragoza, el club en el que empezó a jugar y en el que se retiró tras pasar por varios conjuntos.
Por tanto, Karpin podría encajar en esa figura de ex jugador carismático que regresa al banquillo para reflotar la entidad. Pero el estonio no solo tiene experiencia como entrenador, sino que también ha ejercido como director deportivo. En Moscú ha llenado su mochila de experiencias que podrá aplicar en el futuro. Los negocios inmobiliarios le traerán de vuelta a Vigo, donde ya tuvo una promotora que cerró tras su retorno a Rusia.
Sin duda, su llegada sería bien recibida por la afición, pero tal vez sea pronto todavía. Tal vez no haya llegado el momento o nunca se den las circunstancias. El banquillo del Celta está bien cubierto a día de hoy, y veremos que pasa con el puesto de director deportivo, mucho más en entredicho. Eso sí, el perfil de Karpin nada tiene que ver con el de Torrecilla, un empleado mucho más manso de lo que podría ser el internacional ruso, que ya durante su etapa como futbolista demostró tener más carácter del recomendable para trabajar en Praza de España. El tiempo nos irá dando pistas.
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