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Foto: LFP |
Tras la marcha de Jonathan Vila al Beitar de Jerusalén el pasado mes de enero, la plantilla del Celta debía decidir quien ocuparía la vacante que dejaba como uno de los capitanes del Celta para acompañar a los Oubiña, Bermejo y Hugo Mallo. El elegido fue Augusto Fernández, un argentino que llegó a Vigo hace poco mas de año y medio, tiempo suficiente para ganarse el cariño de la afición y el respeto de sus compañeros gracias a su carisma.
Siendo el cuarto capitán, las oportunidades para lucir el brazalete se reducen bastante, aunque las lesión de Bermejo y las cada vez más frecuentes ausencias de Oubiña en el once inicial hacían que su oportunidad se acercase. Sin embargo, el omnipresente Hugo Mallo, fijo en las alineaciones de Luis Enrique desde que comenzó la temporada, era el encargado de lucir el brazalete de capitán, algo que sucedió en los últimos encuentros cuando Oubiña no fue titular.
Ayer, Luis Enrique sorprendió a todo el mundo dejando en el banquillo a Hugo Mallo, que hasta la fecha solo se había quedado fuera del once inicial por decisión técnica en el partido de la primera vuelta en Getafe. Bermejo y Oubiña tampoco aparecían en el once inicial, así que los tres vieron desde el banquillo como era Augusto Fernández el portador del brazalete de capitán del Celta por primera vez desde su llegada a Vigo.
Desconocemos las facultades que tiene el brazalete, pero lo cierto es que el rendimiento de Augusto Fernández fue espectacular, especialmente en la primera mitad, donde puso en bandeja el gol a Nolito, y repartió otras asistencias similares en las que solo faltó el acierto de los delanteros celestes, o apareció la figura de Keylor Navas como salvador de su equipo. El caso es que Augusto, a quien Luis Enrique dio mucha libertad de movimientos, dio un recital de como mantener el balón, de como gambetear cuando es necesario, y de como poner la pelota allí donde más duele a los defensas rivales.
Las virtudes de Augusto son bastante conocidas a día de hoy. Su ética de trabajo es inmejorable, pero eso no bastaría para ser internacional con la selección argentina, con muchas opciones de acudir al próximo mundial. Su regate es de los mejores de la Liga, y solo faltaría que le acompañase la velocidad para ser un futbolista sublime. Además, sabe leer como pocos los partidos, algo que aprovecha para tomar casi siempre la mejor decisión. No sabemos si el brazalete tendrá algún efecto sobre los jugadores, pero Augusto lo dignificó ayer. Y mucho.
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