Un año de los días más difíciles en Casa Celta


Foto: Xoan Carlos Gil
Se cumple un año de uno de los períodos más difíciles en la gestión de Carlos Mouriño desde que accedió a la presidencia del Celta. El cambio de entrenador en el primer equipo, hecho que ocurre que demasiado frecuencia en el fútbol, llevó durante algunos días al club celeste a la primera plana y ser centro de debate en las mal llamadas tertulias futboleras nocturnas televisivas. Añadido a una fuerte división en la afición en torno a la figura de Paco Herrera.

El equipo acumulaba una plaga de malos resultados desde Reyes, un mes y medio sin conocer la victoria y con sólo dos empates. Varios pesos pesados habían perdido la confianza en Paco Herrera, como han reconocido meses despues, lo que se unía a varias lesiones claves, negociaciones con terceros de cara al verano y la falta de implicación de algunos fichajes que debían dar un salto cualitativo. Todo estalló en Getafe el sábado 16. Herrera con un duro 3-1 en contra decide retirar a Iago Aspas para dar entrada a Santi Mina.

Posteriormente en rueda de prensa, el entrenador del Celta defiende ese cambio: "No está con el equipo, no está en la tierra, está en una nube." Iago Aspas respondió en Twitter al día siguiente, domingo 17: "Muchas personas no dicen lo que piensan, y otras ni siquiera sienten lo que dicen." Algunos sectores de la afición y la prensa piden un cambio en el banquillo antes los malos resultados, falta de juego y el roce con la estrella del equipo.

Todo se desencadena el lunes 18. Alguien en el club filtra al Faro de Vigo el cese decidido de Herrera y el fichaje de Abel Resino. Ni el primero tenía la comunicación -con lo que imaginaros que desayuno tuvo aquel lunes- ni el otro había cerrado su llegada a Vigo -gracias a lo que pudo exigir un contrato más largo-. El nuevo entrenador traía en principio como segundo al ex jugador Salva Ballesta.

Si ya las aguas bajaban revueltas, el fichaje del ahora entrenador del Málaga B puso la guinda. La afición mayoritariamente protestó por su llegada. La fuerte ideología, extrema más bien, del maño echó atrás su llegada cuando ya viajaba a Vigo. La derecha más reaccionaria sacó los sables a pasear,  jaleados por el propio Ballesta, acusando al Celta de no ficharle por ser muy español y presionados por aficionados radicales. Los radicales eramos los celtistas en su mayoría y Salva eran tan español como Javi Varas, Bermejo o Insa. No tenía ni pies ni cabeza.

Tras la presentación de Abel Resino el martes 19 junto a su equipo y las explicaciones de este y del presidente Mouriño, tremendamente firme aquella mañana, provocaron que el ambiente se fuera relajando. La victoria el sábado siguiente ante el Granada hizo que todos nos centráramos en lo importante: lo deportivo. El Celta acabó consiguiendo la permanencia en una agónica última jornada.

Doce meses después otro entrenador dirige al equipo, la mitad de la plantilla actual no vivió aquellos días, Iago pasea su juego por Liverpool y Herrera intenta ascender al Zaragoza. Y lo más importante: la afición superó aquello unida, apretando los dientes en los malos momentos que vinieron después y hoy disfruta de una plácida situación deportiva.

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