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Foto: Agencias |
La historia del fútbol está plagada de traspasos frustrados, negociaciones rotas en el último instante. Esos flecos rebeldes que no acaban de concretarse. Los pequeños detalles que tan grandes pueden parecer. En fin, las historias que cada vez que se abre el mercado de fichajes vemos, bien sea en el Celta o en otros equipos. Centrándonos exclusivamente en lo sucedido en Praza de España, acabábamos de presenciar lo que parece ser todo un "coitus interruptus". Parecía hecho lo de Omer Damaris, pero las últimas noticias hablan de negociaciones rotas y que, en definitiva, Miguel Torrecilla tendrá que buscar otro delantero de aquí al viernes.
Cuando se pone en marcha el mercado, bien sea el de verano o el de invierno, el Celta sigue a muchos jugadores, y negocia con unos cuantos. Algunos nunca trascienden a la prensa. Torrecilla negocia con discreción, y muchos de sus movimientos no llegan a ser públicos, otros solo son conocidos cuando ya están cerrados, algunos se conocen horas antes por alguna filtración, generalmente al mismo medio, como fue el caso de Íñigo López, y otros, como el asunto de Omer Damardi, se conoce por la prensa extranjera antes de llegar a concretarse, no llegando finalmente a buen puerto.
En los últimos años ha habido algún caso similar al de Omer Damardi, aunque no muchos, porque el Celta suele trabajar con cierta prudencia. Uno bastante famoso fue el de Patrick Ogunsoto. No sabemos que es lo que pudo ver Torrecilla en ese delantero nigeriano, que por entonces era suplente de Maris Verpakovskis, que venía de estar en el Celta, donde no había anotado ni un solo gol. El caso es que al salmantino le encajaba en sus esquemas e incluso pretendía realizar una pequeña inversión para ficharlo, puesto que el Celta tendría que abonar 20.000 euros por su carta de libertad. De hecho, Ogunsoto podría haber pasado a la historia por ser el primer jugador por el que el Celta pagaba tras la Ley Concursal. Dicho honor recayó finalmente en David Rodríguez.
Al igual que en el caso de Omer Damari, se esperaba la llegada de Ogunsoto, y ya se barajaban cifras. Se hablaba de un sueldo de 250.000 euros, que no estaba mal para un club de Segunda División recién salido de concursal. Merecía la pena la inversión, ya que había anotado 14 goles en las dos temporadas anteriores, y venía de anotar 20 goles en el Westerlo belga en la Temporada 2006-07. Buenas cifras goleadoras para un delantero en plenitud futbolística a sus 26 años.
Pero Ogunsoto no llegó. El fichaje se frustró, y finalmente los que llegaron a Vigo fueron Papadopoulos y Gastón Cellerino, que aterrizaban en Vigo con la difícil misión de hacer olvidar a Arthuro. Es posible que los fichajes de Papadopoulos y Cellerino no hayan sido el mayor acierto en la carrera de Torrecilla, pero al menos queda un consuelo al ver la trayectoria de Ogunsoto tras su fichaje frustrado por el Celta: Loko Plovdiv, de la liga búlgara, Akzhayik, de la liga kazaja, y posteriormente regreso a Grecia para jugar en el Epanomi, Volos y Acharnaikos, tres clubes de segunda división.
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