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| Foto: Lalo R. Villar |
El Celta está tras el vigésimo primer asalto liguero a tres puntos del descenso, igual que antes de jugarse la jornada, pero con un cambio sustancial, es décimo tercero en la tabla y el tráfico ha aumentado de un modo sustancial. Tiene equipos de por medio respecto al descenso y otros, de clase media, a tiro de piedra para la próxima jornada.
Con los deberes hechos desde el viernes, los resultados han deparado claros y oscuros para la tropa de Luis Enrique. Los nubarrones llegaron con la victoria del Almería, que parece ganar músculo en casa, y con la sorpresa del sábado firmada por el Valladolid a costa del Villarreal. El éxito no le vale a los pucelanos para salir de la zona de descenso, pero sí para acercarse a dos puntos del objetivo.
El domingo, por contra, ha dejado a dos damnificados goleados. Osasuna no pudo mantener el efecto El Sadar ante el Athletic y ve cortada su racha de cinco partidos sin perder, y el Rayo confirma que su propuesta suicida no le ayudará mucho a salir del pozo. De nuevo dio la cara ante el Atlético de Madrid en Vallecas, pero encajó otra goleada y ya tiene acumulados 51 goles en contra en su zurrón.
Lo del Málaga en el Camp Nou era cuestión de tiempo. Como en otras ocasiones, la resistencia de la primera media hora no el bastó al equipo de Schuster, que tiene ahora un colchón de dos puntos con respecto al descenso.
Una ventana abierta
Pero al margen de la batalla por la supervivencia, al Celta se le abre otra ventana para el futuro inmediato, ya que después de los resultados del fin de semana el equipo de Luis Enrique tiene a tiro a tres equipos: Getafe y Granada con dos puntos más y el Valencia con tres. Con el aliciente de que le espera un enfrentamiento directo en Los Cármenes.
Conseguir el triunfo ante los nazaríes se convierte en un triple reto. El primero, ganar al fin dos partidos consecutivos en la Liga, el segundo seguir poniendo tierra de por medio con respecto a sus rivales directos y el tercero, hacer una visita al piso intermedio de la Liga.
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