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| Foto: Getty Images |
Hace una semana parecía que la salida de Park del Arsenal estaba más cercana. Su destino parecía ser el Wigan, que milita en la segunda División inglesa, pero el alto salario del futbolista coreano ha impedido, una vez más, su salida del conjunto entrenado por Wenger. No es la primera vez que algo así ocurre. Este verano estuvo cerca de volver a la liga francesa, donde vivió sus mejores años en las filas del Mónaco. El Saint Etienne se interesó en sus servicios, pero los altos emolumentos del artillero asiático impidieron su regreso al país galo.
A Park le apremia su seleccionador, que le amenaza con no llevarlo al Mundial de Brasil si no encuentra un club en el que pueda jugar con regularidad. El año pasado pudo hacerlo en el Celta, después de un año en blanco con el Arsenal, donde apenas disputó competiciones menores, y este año ni eso. Este año parece que ni eso. En el Emirates Stadium ya no saben que hacer para desembarazarse de un futbolista que no tiene un salario precisamente bajo y que se está convirtiendo en un pequeño problema para un club que ya tiene otros muchos problemas en los que centrarse.
El futbolista no está dispuesto a salir cedido, y tampoco es fácil encontrar un club que acepte una cesión por las cantidades que pide el Arsenal, que el año pasado cedió hasta límites insospechables con el Celta. Su presencia en Park es un incordio para todos. Nadie está contento pero allí sigue el bueno de Park, a quien no le importaría haber prorrogado su servicio militar. Al menos estaría entretenido.
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