Vamos avanzando poco a poco por los dorsales del Celta y llegamos al número 20, donde nos encontramos con tres futbolistas, todos ellos extranjeros, que también decepcionaron por diversos motivos. Nelson Vivas, Zanev o Cellerino no dieron lo que de ellos se esperaba.
Vivas forma parte de esa leyenda negra que persigue a los futbolistas que han llegado al Celta cedidos desde el Arsenal y no han triunfado. Botelho, Park, o incluso Carlos Vela, que no llegó ni a debutar, son algunos de los ejemplos de esa maldición que persigue a los jugadores que llegan cedidos desde los "gunners". Vivas no fue una excepción. Jugó 13 partidos, pero nunca llegó a demostrar el nivel que sí demostró en otros equipos a lo largo de su carrera, ni en su selección, con la que disputó la Copa América en 1995 y 1997 y a quien tan solo una inoportuna lesión le apartó del Mundial de 2002.
Con el Celta recién descendido, Carlos Mouriño realizó una surrealista rueda de prensa en la que aseguró que apostaría por la cantera. Justo después de decir eso, anunció el fichaje de un lateral izquierdo internacional y detrás de una puerta apareció Petar Zanev, apuesta personal de Hristo Stoichkov. Su paisano pidió su fichaje, pero la realidad es que a la hora de la verdad ni tan siquiera su propio valedor apostó por él. Zanev jugó tres partidos con el Celta y se marchó en diciembre rumbo a Ferrol.
El argentino llegó para cubrir el hueco goleador que había dejado Arthuro. Él y Papadopoulos debían ser la respuesta ofensiva de un equipo al que le costaba mucho marcar goles. A aquel equipo de Eusebio le siguió costando mucho encontrar puerta. Cellerino solo marcó un gol del que aún se duda de su autoría pues no son pocos los que consideran que aquel gol en Vallecas en realidad fue en propia meta, golpeado por un futbolista del Rayo. A Cellerino se le acusó de llegar pasado de peso y fuera de forma, pero lo cierto es que, al margen de su figura, nunca fue el goleador que Torrecilla imaginó cuando lo fichó.
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