El regreso de Rafinha a Vigo para jugar en el Celta se está convirtiendo en una bella historia, que arranca hace 17 años, cuando Mazinho llegó a Vigo para jugar en el equipo celeste. Al campeón del mundo lo acompañaban Thiago y Rafinha, ambos jugadores profesionales a día de hoy, y por entonces simplemente unos niños que admiraban a su padre y le seguían hasta el infinito.
A Mazinho le tocó vivir una de las mejores épocas de la historia del Celta, llegando a un equipo que peleaba por la permanencia y que se acabó convirtiendo en un habitual en competiciones europeas. Aquellos niños idolatraban y seguían a su padre. No fueron pocos los reportajes realizados a Mazinho en los que sus hijos aparecían con camisetas del Celta o jugando al fútbol. Sus pasiones por entonces.
El Celta fue para Rafinha esa primera novia que nunca se olvida. Luego el tiempo hace que las cosas vayan cambiando, incluso los objetivos. Emprendieron el camino hacia Barcelona para consolidar su carrera deportiva en tiempos en los que el Celta daba la espalda a las jóvenes promesas. Pero como aquel primer amor, Rafinha nunca lo olvidó. Hoy se han recordado en diversos medios sus entrevistas cuando era pequeño, su admiración por su padre, su habilidad para cantar la Rianxeira o sus primeros regates en Balaídos. Una historia enternecedora, la de un niño que cumple de mayor el sueño de jugar en el mismo equipo que su padre.
Seguramente habrá equipos más importantes, retos más destacados en su carrera, pero igualar a su padre, ser lo mismo que él era hace unos años, valdrá tanto o más que el mayor de los títulos. Bienvenido a casa, celtista.
THIAGO Y RAFINHA JUGANDO EN BALAÍDOS
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@cazabichoscues |
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