Notas 2012-13: [22] De Lucas: La inevitable decadencia


EFE






Quique De Lucas arribó en Vigo en el verano de 2010. Acompañado de David Rodríguez, otorgó al Celta el salto de calidad necesario para pelear definitivamente por el ascenso tras tres temporadas decepcionantes. El asalto a la élite fracasó en su primer intento, pero no en el segundo, donde De Lucas, pese a languidecer en las jornadas finales ante la pujanza de Toni, fue pieza vital en la consecución del objetivo. Pero tras dos campañas brillantes, esta tercera que acaba de concluir ha sido sin duda la más pobre del catalán con la zamarra celeste. Aportó tres goles y muchas dosis de veteranía, especialmente en los minutos finales de los partidos importantes, pero mantuvo un rol secundario durante todo el curso, con esporádicas apariciones en el once titular. 

Primero Herrera y luego Abel decidieron apartarlo de la banda, protegiendo un físico desgastado por la edad que sufría en tareas defensivas. Se le situó como segundo punta con la intención de aprovechar su olfato goleador y visión de juego. La tardanza de las incorporaciones permitió su titularidad en las dos primeras jornadas. En el debut ante el Málaga rondó el gol hasta en tres ocasiones, pero sería en Anoeta, frente a la Real Sociedad, cuando consiguiese anotar el primer gol del equipo en su regreso a la máxima categoría. No sería el único, ya que poco después, ante el Sevilla, sellaría con un sutil cabezazo el triunfo frente a los hispalenses.

A partir de entonces, su protagonismo se redujo. Bermejo y Park le ganaron la partida, convirtiéndolo en el cuarto delantero del equipo. No obstante, continuó aportando puntualmente, como cuando Herrera le concedió la titularidad ante el Levante, donde marcó el gol que permitió el empate frente a los granotas. Empate que no consiguió romper en La Rosaleda, malgastando dos oportunidades clarísimas en los minutos finales que habrían supuesto el triunfo frente al Málaga. Más adelante, Abel le dio la titularidad ante Real Madrid y Deportivo, pero no fue capaz de mantenerla. Desde entonces, irrupciones testimoniales sin apenas relevancia en el resultado.

De Lucas abandonará Vigo este verano con un sabor un tanto agridulce por su última temporada, pero con el recuerdo de todas las alegrías que dio en las dos campañas precedentes. Su aportación fue fundamental para que el Celta abandonase la mediocridad en la que vivía instalado desde su último descenso y recuperase parte importante de la grandeza que le corresponde. Sin él, las emociones de los dos últimos años hubiesen sido muy difíciles de vivir. Ahora se va, obligado por la inevitable decadencia que alcanza a todo futbolista, pero dejando tras de sí muchos goles y asistencias que devolvieron la ilusión a la sufridora parroquia celeste. ¡Gracias y hasta siempre De Lux!

¿Qué nota le pondrías a De Lucas? 

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