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ÓSCAR VÁZQUEZ |
Al igual que hoy, hace seis años también el Celta se jugaba la permanencia en la última jornada. En aquella ocasión era el Getafe quien rendía visita al conjunto céltico, que esperaba un fallo del Athletic ante el Levante, y del Betis en Santander. En aquella ocasión, igual que hoy, Balaídos presentó un lleno absoluto, pero con un matiz significativo: Las entradas prácticamente se regalaron, ya que simplemente una moneda de 2 euros bastaba para permitir el acceso a cualquier grada del estadio.
Hoy se repetirá el lleno, pero los precios de las entradas oscilan entre los 15 y los 20 euros, en caso de que sea un abonado quien las saque para un acompañante a mitad de precio. En una situación económica muy diferente a la de 2007, y tras cinco años en Segunda no deja de ser curiosa la extraordinaria metamorfosis que ha sufrido la afición céltica en poco más de un lustro. Los motivos habría que atribuirlos a varios factores. Es indudable que este hecho supone un éxito para la dirección de Marketing del club y, por ende, del club en sí mismo, que ha conseguido enganchar a una generación de jóvenes que animan sin aliento al equipo.
Esta tarde, cuando arranque el partido y mientras cantamos el himno, pase lo que pase, habremos ganado. La afición del Celta ha sido capaz de lograr la victoria más importante de los últimos años: Derrotarse a sí mismo. Vencer y destronar a aquella afición negativa, exigente en el peor sentido de la palabra, y capaz de dejar al equipo colgado a las primeras de cambio. Se ha transformado, ha ido mejorando hasta convertirse en una afición modélica, ejemplar. Una afición de la que presumir.
Durante esta temporada ha dado lecciones de saber perder y saber ganar. Los cinco años en Segunda, la realidad económica del club, el compromiso del club con la cantera, la identificación de un equipo formado por muchos chicos de la casa, la aparición de peñas plagadas por jóvenes entusiastas y ubicadas en gradas con poca animación, han logrado que el estadio presente un aspecto de apoyo homogéneo que contagia a todos los aficionados. Hoy mismo está convocado todo el celtismo a las 19:15 para recibir al equipo, habrá bufandada dentro del estadio y se cantará el himno. Pase lo que pase, nada será lo mismo que hace seis años. Donde se ve a una gran afición es en la derrota porque en las victorias todas son iguales.
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