El goleador de los momentos importantes


XOAN CARLOS GIL 
Llegó a Vigo sin hacer mucho ruído en el verano de 2011 procedente del filial del Villarreal. Muchos no sabían que aquel futbolista de escaso pelo había anotado un golazo con el conjunto castellonense al Celta en Balaídos. No es un jugador que se prodigue en goles. A lo largo de su carrera nunca ha superado el par de tantos por temporada, y tampoco el Celta lo fichó para ser el Pichichi del campeonato. 

A Insa se le fichó como "todocampista", ya que tal atributo fue el que le otorgó Torrecilla el día de su presentación. Un futbolista con recorrido, que pudiera dedicarse tanto a destruir como organizar en un centro del campo que contaría con la baja de López Garai, otrora indispensable para Paco Herrera. Era un hombre de su confianza, puesto que lo conocía perfectamente tras haberlo dirigido en el Villarreal B. Llegaba para aportar y pelear por la titularidad desde el principio, pero lo cierto es que nunca la logró. 

El peso de Álex López, unido al cambio de esquema de Herrera, que apostaba por los extremos en lugar de los interiores, y colocaba a Bermejo de mediapunta, le cerraban el paso. Apenas entró en el equipo gracias a algún experimento de Herrera que no salió bien. Insa siempre solía ser el damnificado. Vilipendiado por la afición en la mayor parte de las ocasiones. Termió la temporada con 28 partidos jugadores, 18 de titular y tan solo 12 completos, jugando un total de 1558 minutos. Y marcó solo un gol.¡Pero qué gol!. 

Uno de los goles más importantes del año fue suyo. Natxo Insa fue titular en Tarragona, en la penúltima jornada de Liga ante el Nástic y anotó el 0-2 que daba al Celta una renta suficiente para depender de sí mismo en la última jornada. El empate del Valladolid en casa daba el ascenso al Celta si empataba en casa ante el Córdoba, en un partido que fue un trámite. El gol del ascenso, literalmente, fue suyo. 

Este año su rol no cambió en el equipo hasta la llegada de Abel Resino, que lo colocó al lado de Oubiña, adelantando la posición de Álex López a la mediapunta. El equipo ganó empaque con su presencia, y mejoró inmediatamente el rendimiento de Oubiña, más liberado de tareas defensivas y con opción de aportar también en la creación. Ganó la titularidad y ya no la perdió, aportando además goles. Lo hizo ante el Barcelona, un gol importante, pero sobre todo lo hizo ayer. El tanto de la salvación. ¡Otra vez Natxo Insa!, se decía en Balaídos con cierta incredulidad. 

Uno de los jugadores con menos glamour del equipo, con menos caché. Otrora vilipendiado, y ahora admirado. Natxo Insa volvió a anotar "el gol", aquel que daba literalmente la salvación. Claro que para salvarse y ascender se necesita mucho más que un gol. Por supuesto. Pero Natxo Insa marcó ese gol definitivo que tan difícil resulta. Y lo hizo por segundo año consecutivo. Seguramente este verano se vaya haciendo el mismo ruído que hizo al llegar, pero no le olvidaremos. Se ha ganado jugar en Primera División. Sea donde sea. 

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