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RICARDO GROBAS |
El Celta ha sobrevivido al "Tourmalet". A pesar de la mala racha que ha atravesado el conjunto vigués en un mes de marzo terrorífico en el que ha recibido severos correctivos que amenazaban seriamente su continuidad en Primera División, la última rampa del puerto ha reactivado a la plantilla céltica, que empieza ahora el peligroso descenso hasta la línea de meta con ánimos renovados y con la coraza prácticamente intacta para conseguir remontar y lograr la tan ansiada permanencia en la máxima categoría, a la que tanto ha costado regresar.
Pocas veces un empate, más en la situación en la que está un equipo como el Celta, en puestos de descenso, deja tan buen sabor de boca. El rival y la manera en la que se consiguió, en los últimos minutos del encuentro, de manera épica ante el que probablemente sea el mejor equipo del mundo, ha reactivado a los jugadores y también a la afición para el duelo clave de este próximo domingo ante el Rayo Vallecano, de nuevo como locales. Es la primera de las nueve finales que le restan al Celta, y así lo asume el vestuario.
La plantilla reconoce que, tras los varapalos sufridos ante Real Madrid, Sevilla, y en especial el Deportivo en Riazor, necesitaba un punto de inflexión, una inyección de moral, algo que parece que llegó y ha surtido efecto. Uno de los capitanes, Roberto Lago, tiene claro que el cuadro vigués está muy vivo y que, al menos, ha cumplido el objetivo que se marcaba antes de esta serie de encuentros.
"Hacía falta un resultado así, veníamos de perder, de una dinámica que no era buena, había que intentar salir vivos. El punto ante el Barcelona se saca con un buen partido, te mantiene vivo y con opciones de aquí al final", resume el del Calvario.
Es el principal argumento al que se agarra el Celta, que le ha permitido llegar a esta recta final dependiendo de sí mismo, con muchos enfrentamientos directos todavía por disputarse. Sin embargo, las cuentas parece que salen con los tres puntos de la victoria ante el Rayo Vallecano. Solo así se haría buena la hazaña ante el Barcelona del sábado. Los célticos tratan de desdramatizar la situación pero saben que el margen de error se reduciría bastante en caso de no conseguir el triunfo ante los madrileños, aunque para Quique De Lucas nada se decidirá todavía.
"Esperemos que el día del Rayo podamos celebrar una victoria y que lo del sábado fuera el punto de inflexión que necesitábamos. Es un partido clave pero como todos los que vienen. Nuestro objetivo era estar ahí en la recta final y vamos a intentar aprovecharlo", destaca el atacante catalán.
El hecho de volver a repetir partido como local es otro de los factores que irradian optimismo al Celta, que en su estadio ha protagonizado los mejores partidos en lo que va de temporada, dando siempre la cara ante todos los rivales, una imagen muy alejada de la proporcionada lejos de Balaídos. El pobre bagaje de cuatro puntos como visitantes ha lastrado sobremanera al cuadro vigués. Por eso, para otro de los hombres importantes de la defensa como es Gustavo Cabral, el que el choque contra el Rayo Vallecano sea de nuevo en casa, supone otra razón para ilusionarse con sacar un buen resultado.
"Jugamos en casa, donde nos hacemos muy fuertes y tenemos que sumar", proclama el zaguero argentino, que ve al equipo en óptimas condiciones para conseguirlo.
La plantilla del Celta confía también en que el trabajo que el cuerpo técnico ha llevado a cabo en las últimas semanas también dé sus frutos una vez pasado lo más duro del calendario. Para Levy Madinda, el equipo llega en un momento óptimo al tramo decisivo del campeonato, convencido de que el desenlace de la historia tendrá un final feliz. "Veo que tenemos opciones de salvarnos, estamos muy bien físicamente y es lo más importante. En los partidos que vienen podemos hacer mucho más, estoy convencido", afirma el canterano, el último en debutar y que, al igual que sus compañeros, destila optimismo por los cuatro costados.
Pablo Galán / Faro de Vigo
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