El obediente y aplicado Natxo Insa


EFEA
No es la primera vez que un artículo mío versa sobre la misma cuestión, pero creo que no está de más recordarlo en estos momentos, después de una temporada muy complicada en la que la figura de Natxo Insa ha sido una de las más criticadas. El futbolista valenciano, que llegó al Celta después de marcar un bellísimo tanto en Balaídos vistiendo la camiseta del Villarreal B, ha tenido que superar demasiadas adversidades desde su llegada a Vigo. 

Suplente habitual durante la pasada temporada, sus minutos durante el presente curso parecían meramente testimoniales cuando arrancó la Liga allá por el mes de agosto. Pero Natxo Insa no perdió el tiempo, se incorporó una semana antes que sus compañeros a la pretemporada, se puso en forma y fue uno de los más destacados en los partidos amistosos del verano. Consciente de sus limitaciones, reforzó la parcela física para ser útil al equipo de cualquier modo. 

Natxo Insa no es un mal futbolista, pero tiene varios hándicaps que dificultan su consolidación en Primera División. Le falta cuerpo y despliegue físico para actuar como mediocentro defensivo, y aunque tiene calidad, sufre como mediocentro de creación ante los rocosos pivotes de la máxima categoría. Son limitaciones de las cuales es consciente, y que le han llevado a maximizar otros aspectos. 

Abel ha sabido aprovecharse de sus virtudes, y le ha dado mando en la medular céltica. Colocó además a Álex López por delante de él, lo que le descarga de responsabilidades ofensivas, pero a la vez le da la libertad suficiente para beneficiarse de su calidad. Porque la tiene, como se ha demostrado en alguna ocasión, pero le falta la rapidez suficiente para ejecutarla. Ahora bien, cuando logra maximizar sus virtudes, se convierte en un futbolista muy útil. 

Eso fue lo que sucedió el pasado lunes. Natxo Insa se echó el equipo a la espalda, y mostró un gran manejo de balón cuando tuvo espacios, pero sobre todo destacó por el increíble derroche físico mostrado durante los noventa minutos. Corrió kilómetros y kilómetros y aparentaba ser uno de los más enteros al final del choque, porque nunca le perdió la cara ni se dejó llevar. Es indudable que no es un futbolista atractivo para el gran público, criticado en muchas ocasiones, tal vez de forma excesiva, pero el lunes logró reconciliarse con una buena parte de la afición. Como diría el gran Andrés Montes refiriéndose a Eric Snow: Aquí está el obediente y aplicado Natxo Insa.  

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