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ÓSCAR VÁZQUEZ |
Año 2012. Con el ocaso del invierno y el comienzo de la
primavera, Balaídos se prepara para vivir un derbi gallego con olor a Primera.
Celta y Deportivo luchan mano a mano por un ascenso que terminaría por
consumarse antes del verano. Poco menos de un año más tarde, el panorama se ha
invertido. Riazor acoge esta noche el derbi más dramático de los últimos tiempos.
Colista frente a penúltimo en un duelo fraticida que puede resultar mortal por
partida doble. Los coruñeses, casi sentenciados, conciben el partido como el
último aliento de esperanza posible. Si no ganan, el abismo espera. Los
vigueses, aunque en mejor situación que sus vecinos, otorgan al choque el mismo
cariz decisivo. Un triunfo les puede sacar del descenso al tiempo que serviría
para dar la estocada casi definitiva al eterno rival. No obstante, cualquier
resultado distinto supondría un paso importante hacia el infierno, de donde,
pese a la victoria, parece muy difícil que huya el Deportivo. Galicia se juega
su futuro en la élite en un enfrentamiento de alto voltaje que promete
emociones fuertes.
En el bando
celeste, el duro calendario del mes de marzo obligó a marcar en rojo este
encuentro. Vencer en el feudo de enemigo por antonomasia se considera una
obligación si se quiere mantener la categoría. En la lucha por la causa habrá
una baja importante. Álex López, lesionado ante el Real Madrid, permanecerá de
2 a 3 semanas apartado de los terrenos de juego y no podrá estar en A Coruña.
Una ausencia que se une a la ya sabida de Natxo Insa, lo que resiente
sobremanera el mediocampo céltico. Resino se ha llevado al canterano Madinda a
la ciudad herculina, pero todo parece indicar que finalmente optará por el
croata Pranjic para suplir al talentoso mediocentro ferrolano. El ex del Bayern
de Munich se encuentra pues con su primera gran oportunidad en el día más
especial. Quien también puede entrar en el once es Fabián Orellana, con una
cuenta pendiente con Riazor desde el año pasado. De Lucas no convenció ante el
conjunto blanco y el chileno parece que le tomará el relevo. Por lo demás,
equipo de gala.
Javi Varas
estará en portería escoltado por una línea de cuatro compuesta por Jony,
Demidov, Túñez y Roberto Lago. Borja Oubiña actuará como único pivote en un
4-1-4-1, en el que Orellana y Pranjic formarán en la mediapunta con Augusto
Fernández y Michael Krohn-Dehli en los costados. Arriba, como referencia
ofensiva, un Iago Aspas al que, como es de esperar, no le aguarda un buen
recibimiento. Tiene ganas el moañés de explotar definitivamente en un derbi y
este, quizás el último que dispute, puede ser su gran día. Los más de 800
seguidores celestes que estarán en Riazor le esperan para conquistar tierra
enemiga.
Al otro lado del
campo aguarda un Deportivo herido de muerte. Los coruñeses, que sólo han ganado
3 partidos en toda la temporada, están ante su última oportunidad para
agarrarse a la vida. Ganar el derbi no garantiza nada, pero perderlo significa
casi decir adiós a cualquier opción de permanecer en Primera. Por eso, apoyados
en un estadio a reventar, los de Fernando Vázquez tratarán de repetir el
resultado de los duelos de la pasada temporada y repostar gasolina para no
quedarse tirados en medio de la carretera. Ze Castro y Kaká son bajas en la
defensa y Marchena sufre problemas de espalda, aunque parece que llegará al
partido. También Riki, entre algodones en la última semana, pero a cuyo buen
estado de forma se encomienda la hinchada blanquiazul. Otro que se ha
recuperado a tiempo es Salomao, quien el lunes apuntaba a titular, pero que
finalmente parece que comenzará el partido en el banquillo. Por su parte,
Evaldo y André Santos se han quedado fuera de la lista por decisión técnica.
El
Deportivo saltará al campo con Aranzubía bajo balos y Silvio, Aythami, Marchena
y Ayoze en defensa. Abel Aguilar y Assunçao jugarán en el doble pivote, justo
por detrás de la línea de tres cuartos compuesta por Bruno Gama por al derecha,
Pizzi por la izquierda y Juan Carlos Valerón como enganche. En punta, el
hombre-gol del conjunto coruñés, un Riki que está firmando una de las mejores
temporadas de su carrera.
Velasco Carballo,
del colegio madrileño, impartirá justicia en un partido sin medias tintas.
Ganar o morir. Una disyuntiva que resulta totalmente cierta en el caso local y
que no anda muy desencaminada en el bando visitante. Nunca un derbi fue tan
dramático en los últimos tiempos. Atrás quedan aquellos encuentros a los que
unos y otros llegaban en lo alto de la clasificación. Ahora ambos pelean por no
caer en las catacumbas. Tempus fugit.

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