Día triste para los celtistas más nostálgicos. El viejo San
Mamés, uno de los templos míticos del fútbol español, no volverá a abrir sus
puertas para recibir a un Celta con el que ha librado innumerables batallas y
también labrado una profunda amistad. Futuros compromisos tendrán lugar en otra
ubicación, con las ventajas y comodidades de un moderno estadio, pero sin el
aroma añejo de las columnas y asientos antiguos. Por ello, la ocasión clama una
despedida en condiciones, un triunfo que quede grabado en la hemeroteca y que
conceda al equipo ese respiro clasificatorio que se esfumó en los últimos
minutos frente al Levante. Además, serviría para poner tierra de por medio ante
un Athletic que llega al choque con los mismos puntos que los de Herrera,
viviendo una situación convulsa en lo extradeportivo y no menos complicada en
los terrenos de juego. Duelo por la tranquilidad entre dos históricos, dos
“amigos” que se encontrarán por última vez en ese gran escenario que es La
Catedral.
Paco Herrera cuenta
con importantes ausencias que afectan a su columna vertebral. En el centro de
la zaga, la baja de Cabral por acumulación de amonestaciones propiciará el
retorno de Jonathan Vila al once. Más complicado parece asegurar cómo
solventará el técnico catalán la ausencia por lesión de Álex López, aunque es
probable que apueste por darle la titularidad a un Natxo Insa que no juega
desde hace dos meses. Por lo demás, destaca la entrada en la convocatoria de
Antón de Vicente, futbolista del filial. El entrenador celeste mantiene la
perenne duda del acompañante de Iago Aspas, aunque esta semana, por las
características del partido, todas las miradas apuntan hacia Mario Bermejo.
De este modo, el
Celta formaría con Javi Varas en la puerta y una línea de cuatro en defensa con
Hugo Mallo, Vila, Túñez y Roberto Lago. Oubiña y Natxo Insa ocuparían el doble
pivote con Augusto Fernández y Krohn-Dehli en las alas. Arriba, con Mario
Bermejo en labores de mediapunta, un Iago Aspas con ganas de destacar en un
escenario especial.
Por su parte, los
rojiblancos encaran el encuentro en medio de un ambiente un tanto extraño. Del
equipo que la campaña pasada maravillaba a todos y conseguía llegar a las
finales de Copa y Europa League, parece no quedar ya nada. Los de Bielsa han
bajado muchos enteros respecto al curso anterior y a día de hoy su gran
objetivo es abandonar la parte baja de la tabla. La viva imagen del convulso
momento que viven es la situación de Fernando Llorente, campeón del mundo con
la selección española en Sudáfrica y denostado por un sector de la grada que no
le perdona su deseo de abandonar la entidad en verano. Tras tropezar
consecutivamente ante Real Madrid, Deportivo y Barcelona, una victoria daría a
los leones cierta dosis de calma para cerrar el año.
Lo más probable es
que Marcelo Bielsa apueste por un once formado por Iraizoz en la puerta con
Ramalho –si las molestias que arrastra Iraola no cesan-, Ekiza, Amorebieta y Aurtanetxe
en defensa. San José, que cubrirá la baja del sancionado Iturraspe, actuará
como pivote, con Ander Herrera y De Marcos como volantes. En ataque, Susaeta y
Muniaín ocuparán los costados y Aritz Aduriz será la referencia ofensiva.
Fernando Teixeira
Vitienes dirigirá un choque con sabor a despedida: el último partido del Celta
en San Mamés. Encuentro que, precisamente, coincidirá con el bautismo de muchos
jugadores celestes en dicho estadio. Una buena oportunidad para mostrar su
nivel, sumar un nuevo triunfo que dote de extraordinaria comodidad a la
situación clasificatoria del equipo y guardar en la memoria el recuerdo de
un último triunfo en la Catedral del fútbol.
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