El Celta completó ante el Real Mallorca el que probablemente
haya sido su peor partido como local en lo que llevamos de temporada. Sin
chispa, sin ideas, sin ritmo, los vigueses fueron un equipo romo en ataque,
dependientes en absoluto de la inspiración de un Iago Aspas que volvió a ser el
mejor futbolista sobre el terreno de juego. El moañés no encontró aliados en
ataque. Herrera sorprendió de inicio dando entrada en el once a Park y el
coreano estuvo voluntarioso y acertado en el remate –anotó su segundo tanto del
curso-, pero no generó excesivo peligro. Tampoco Augusto Fernández y Michael
Krohn-Dehli, oscurecidos tanto por el cansancio físico de los viajes
internacionales y esclavos de un sistema que requiere de su presencia por el
centro. Por todo ello, el Celta se atascó y apenas fue capaz de generar una
terna de oportunidades, todas ellas conducidas por su jugador franquicia.
El Mallorca vino a
Vigo a jugar su papel, el de un equipo aguerrido, intenso y serio. El guión del
choque sonrió a sus intereses, pues encontró un gol en una nueva demostración
de falta de contundencia de la zaga local. Hasta tres veces tuvieron opción de
remate los bermellones dentro del área hasta que Hemed perforó la meta de Javi
Varas.
En la segunda mitad, y tras el gol de Park, el partido enloqueció, se
convirtió en un correcalles en el que siempre dio la sensación de encontrarse
más cómodo el conjunto visitante. Varas salvó en dos ocasiones el empate y el
fútbol del Celta se terminó en el momento en que Herrera, temeroso de que Aspas
viese la segunda amonestación, decidió retirar al delantero del campo. Ya va
siendo hora de que el técnico celeste vaya perdiéndole el miedo al temperamento
del de O Morrazo, pues es evidente que el 10 celeste ha mejorado mucho en ese
aspecto. A la mínima protesta, al mínimo encontronazo con el colegiado, apuesta
por sustituirlo, y eso acaba por ser perjudicial para el equipo.
Al final, un punto valioso en una mala tarde. Es la conclusión positiva
que debe sacarse de un partido que se debía haber ganado, pero en el que los
celestes no estuvieron a su mejor nivel. Faltó chispa. Una pena porque ahora
aguardan dos duelos de dificultad mucho mayor: una visita a la Romareda para
enfrentarse a un mejorado Zaragoza y un partido frente al siempre complicado
Levante. Necesario será obtener una buena cosecha de puntos si el Celta no
quiere empezar a verse en problemas.
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