Pocas pero dolorosas


RICARDO GROBAS
Los precedentes invitan a ser optimista. Vigo se le atraganta al Mallorca. El equipo bermellón ha visitado la ciudad olívica en Liga en dieciséis ocasiones. Sólo ha logrado tres empates y dos triunfos. Caprichos del destino, se podría decir que el celtismo recuerda más los dos éxitos del cuadro bermellón en Balaídos que las otras once victorias cosechadas por el conjunto vigués.

La primera victoria del Mallorca en el feudo vigués fue la más dolorosa. El Celta llegaba a la última jornada de la 2003/04 herido de muerte. Había caído goleado en Riazor (3-0) y sólo un milagro podía evitar el descenso en una temporada en la que los vigueses habían jugado la Champions League. Del cielo al infierno en sólo nueve meses. Un hecho surrealista. Para optar a la salvación había que vencer al Mallorca y espera que el Espanyol no ganase al Murcia, ya descendido. El tanto de Tamudo precipitó el funeral en Balaídos. Ya en la recta final, las casualidades volvieron a emerger. Dos futuros jugadores celestes, Nené y Perera, firmaron el descenso. Jandro, ya en los últimos instantes en la élite, reducía distancias. Era la primera victoria del Mallorca en el estadio vigués.

El segundo triunfo del equipo balear se produjo en su última visita. El Celta intentaba hacerse fuerte como local. Era la jornada 32 del curso futbolístico 2006/07. Los tres puntos eran una urgencia. El conjunto vigués iba empatado a puntos con el Levante, que ocupaba puestos de descenso, El Mallorca, mejor en ambas áreas, acabó goleando (0-3) a un equipo que acabaría regresando a los puestos de descenso después de vencer al Deportivo (1-0) dos semanas antes. Las seis jornadas siguientes sólo sirvieron para certificar el descenso. El "efecto" Stoichkov no daba resultado. Más de un lustro después, el Celta espera que Balaídos vuelva a ser un estadio maldito para el Mallorca.

Carlos I. Castrillón / Faro de Vigo 

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