Grandes goleadores del Celta: (V) Hermidita


Arrancamos una serie de entradas en las que repasaremos a los grandes goleadores celestes de la historia. Un repaso que arranca con Ramón Polo y concluye con el gran goleador de nuestros tiempos: Iago Aspas. Durante el mismo, apoyándonos en la inestimable ayuda de Alberto Fernández, un auténtico genio de las estadísticas relacionadas con el Celta, repasaremos los datos de los grandes "9" que ha tenido el conjunto celeste a lo largo de sus casi 90 años de historia.

Para continuar con esta serie de grandes goleadores, nada mejor que hacerlo con uno de los grandes cracks de la historia celeste: Hermidita. Manuel Hermida Losada, conocido como Hermidita para distinguirlo de sus tios y también jugadores del Celta, Pepe Hermida y Ángel Hermida, ha sido una de las grandes glorias de nuestro club. (27 de noviembre de 1924, Gondomar – 17 de septiembre de 2005, Vigo).

Veinte años después de su nacimiento ingresó en las filas célticas, tras pasar por el Peñasco y el Berbés, este último cuna y vivero para el primer club de la ciudad, bajo el mando de Gustavo López Corona.

Contaban siempre los viejos que Hermidita estaba haciendo el servicio militar el día que el Celta debía enfrentarse al Constancia. Un par de horas antes del partido surgió una baja repentina y fueron a buscarlo al cuartel, pero estaba de guardia. Los directivos hablaron largo rato con los mandos, y Hermidita de forma paralela trataba de convencer a otro mozo para que le hiciese el relevo. Al final, la perseverancia consiguió que Hermidita cambiara el uniforme militar por el uniforme celeste para marcar en su improvisado debut los dos primeros tantos de su récord legendario.

Hermidita jugó durante 12 años en el Celta, disputando un total de 170 partidos.Pero lo más importante, lo realmente sensacional y que habla por sí solo de sus extraordinarias cualidades, es que estableció un récord difícilmente superable en cualquier tiempo y menos ahora: es el máximo goleador del Celta en la Liga, con 107 dianas. Y es también, el máximos goleador del Celta en un partido de Liga, con 5 goles al Tarragona.

El atacante de Gondomar llegó al cuadro vigués en el año 1944, y tan sólo una temporada más tarde ya recibió una importante propuesta del Barcelona, que le ofreció una ficha de un millón de pesetas, una cantidad de dinero importante en la época, oferta a la que el Celta no accedió. Un interés, el de los grandes, por el futbolista gallego que no hizo sino aumentar tras la campaña 1949-50 en la que Hermidita se proclamó máximo goleador del conjunto celeste y segundo máximo anotador del campeonato de Liga española con 21 tantos.

En aquel momento fue el Real Madrid el que pretendió hacerse con los servicios del gallego, pero el Celta tampoco aceptó la oferta del conjunto blanco. La buena campaña de Hermidita tampoco pasó desapercibida para el seleccionador nacional, Guillermo Eizaguirre, que convocó inicialmente al gallego para el Mundial de Brasil 1950, en el que España concluyó en cuarta posición, aunque finalmente fue descartado para integrarse en la selección nacional. Pese al varapalo, el rendimiento de Hermidita no decayó como demuestran los 21 y 19 goles que anotó, respectivamente, en las campañas 1951-52 y 1952-53, en las que volvió a ser el máximo goleador del conjunto celeste.

Dos inoportunas lesiones en el tobillo y la ingle precipitaron que el 13 de febrero de 1955 Hermidita disputase ante el Hércules su último encuentro con el Celta. Este pequeño delantero de Gondomar formó con Atienza, Mekerle, Sobrado y Vázquez el antológico “Frente de Juventudes”, una línea de ataque excepcional, que a principios de los años cincuenta había entregado al público las mejores goleadas de la historia del Celta.

Hermidita poseía una derecha que era dinamita pura, el terror de los porteros, aunque también cabeceaba a gol como los mejores especialistas. Ocupaba una posición intermedia entre el delantero centro y los medios. No era, lo que se dice, un trabajador de campo, pero cualquier balón que le llegaba implicaba peligro para el portal adversario.

Su secreto era que, en cuanto veía la raya del área, tiraba a gol con una potencia excepcional. No le afectaba si el balón salía alto o desviado, provocando la contrariedad de los aficionados. Sabía que en cuanto atinase con el gol, las protestas del público se traducirían en aplausos.

Acabaría su vida deportiva en el Córdoba, donde jugaría 2 temporadas, después de abandonar un Celta que, como pago a sus servicios, le quedó adeudando 65.000 pesetas de aquellas tiempos que nunca más volvió a ver. ¡Cosas amargas, también del fútbol!.

En sus últimos años de vida, dijo en una entrevista: “Renuncié a todo por el fútbol, pero no me puedo arrepentir porque el fútbol era mi pasión y jugar en el Celta era la ilusión más grande de mi vida. Y la cumplí. Fichar por el Celta fue la satisfacción más grande que he tenido y no lo cambiaría.”

En la madrugada del 17 de septiembre de 2005, el corazón de Hermidita se paraba para siempre, y quedaba ya para la historia, la vida, del que es, y ojala me equivoque, seguirá muchos años siendo, el máximo goleador de nuestra historia.





Hermidita (112 goles) 0,59 goles por partido 


Estadísticas: Alberto Fernández

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