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Foto: Marta G. Brea |
Que David Rodríguez es un gran delantero está fuera de toda duda. Su velocidad y su capacidad de desmarque lo convierten en un verdadero dolor de muelas para cualquier defensor al que se enfrente. Además, 17 goles en la pasada campaña y otros 9 en lo que va de la presente lo hacen uno de los mejores realizadores de la categoría.
Es innegable que el cambio de objetivos que se produjo en el Celta con la llegada de Herrera sería imposible sin De Lucas y David, que se encargaron de darle al equipo la velocidad y definición arriba que tanto se echaba en falta en campañas anteriores. Tras varias campañas luchando incluso por eludir el pozo de la 2ªB, el Celta comenzó a saborear victoria tras victoria gracias a un fútbol basado en la fortaleza física cuando no se tenía el balón y la velocidad cuando sí se tenía. David disfrutaba con ese juego rápido, aprovechando los pases de Trashorras y Álex López o su entendimiento con el anteriormente mencionado De Lucas.
Pero muchas cosas han cambiado esta temporada. La salida de tres hombres básicos para el fútbol del Celta (Michu, Trashorras y López Garay), ha provocado que Herrera haya tenido que buscar nuevas alternativas futbolísticas. Y está claro que las ha encontrado, de un fútbol físico hemos pasado a un fútbol de toque, del 4-3-1-2 buscando la velocidad de nuestros hombres de arriba y siempre con 7 jugadores por detrás del balón, hemos pasado al 4-2-3-1, con dos mediocentros de muy buen trato de balón y cuatro hombres con mucha movilidad (tanta que Canabal incluso se atrevería a calificar nuestro ataque de desordenado) por delante.
Y es precisamente esa última característica la que dificulta la presencia de David en el once. Herrera lo probó en banda, y no dio el rendimiento esperado, y sus características y movimientos como delantero no aventuran a pensar que pueda jugar en la media punta. Y es que, cuando Bermejo está en la media punta, el Celta necesita un delantero que pueda venir a recibir el balón al medio campo e intercambiar su posición continuamente con “Súper Mario”, características que no coinciden con las del delantero talaverano, y sí con las de Aspas o Joan Tomás.
¿Quiere decir esto que David es incompatible con el actual esquema del Celta? La respuesta es claramente no, pero David sí es incompatible con un falso media punta porque él nunca podrá ser un falso 9. David tendrá que jugar muchos minutos en lo que resta de temporada, y, si queremos conseguir el objetivo, será importante que pueda dar su máximo rendimiento y, para ello, quizás lo más conveniente sea ponerle un media punta puro por detrás, véase Joan Tomás, Orellana, Toni o incluso Iago Aspas.
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