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Foto: Felipe Carnotto |
Uno de los últimos preparadores en ser destituido ha sido Fonsi Valverde, en el Celta B. El de Nigrán fue el elegido en junio del pasado año para guiar al segundo equipo celeste en su objetivo de permanecer en la categoría de bronce del fútbol nacional. Sin embargo, los malos resultados han provocado que la directiva encabezada por Carlos Mouriño haya preferido prescindir de sus servicios.
Su sustituto es Pichi Lucas, un berciano que, como jugador, se convirtió en uno de los mejores artilleros de la Segunda División con en el Celta en la década de los 80, y que, como entrenador logró ascender a la Ponferradina a Segunda y a jugar una promoción de ascenso con el Oviedo, pero que, en cambio, llevaba casi un año en paro.
En su primer partido, el Celta B cayó por 1-0 frente a un rival directo por la permanencia, el Alcalá. Si algo se ha sacado en claro de este partido es que Pichi Lucas tiene muchas cosas que mejorar y muy poco tiempo para hacerlo si no se quiere ver en el pozo de la Tercera División.
Al igual que ocurre con los jugadores, un entrenador necesita su tiempo para adaptarse a un equipo, encontrar su estilo de juego, los jugadores en los que debe apoyar la columna vertebral… Cuando los entrenadores tienen tiempo, suelen hacer esto en pretemporada, pero cuando llegas a un equipo con la competición tan avanzada esto se hace mucho más difícil, ya que todo lo que se suele retocar en partidillos amistosos lo debes retocar en partidos oficiales, provocando, a menudo, un gran chorreo de puntos.
Una buena muestra de ello es lo que le sucedió al Celta en la campaña 2007/2008. Hasta cuatro preparadores distintos (Hristo Stoickhov, López Caro, Antonio López y Alejandro Menéndez) pasaron por el banquillo celeste en esa temporada, la de su retorno a la Segunda División. Lo impresionante es que cada uno de los entrenadores tuvo el dudoso honor de empeorar los resultados cosechados por su predecesor. El resultado fue que un equipo cuyo objetivo exclusivo era el ascenso acabó cerca del descenso.
Esta y muchas otras experiencian nos confirman esa ley no escrita que dice que “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Lo que nos queda es pensar que esta vez va a ser distintinto, o, más bien, que esta vez tiene que ser distinto, porque un equipo que necesita tanto de su filial como el Celta de Vigo, no puede permitirse tener a su segundo equipo en Tercera.
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