Cambio de ciclo


Foto: Óscar Vázquez
En una semana de Clásico como la que acaba de terminar, nos hemos hartado de escuchar eso del “fin de ciclo”, aquello del “cambio de tendencia”. Al final, el fútbol del Barça no ha permitido dar la vuelta a la tortilla y, como decía aquella vieja canción, “la vida sigue igual”. Pero esto no es aplicable a Casa Celta, al menos en lo que al apartado defensivo se refiere. En las últimas dos semanas hemos asistido a una transformación absoluta de la zona central de la retaguardia, donde dos de los futbolistas que más minutos acumularon durante la totalidad de la campaña pasada y el inicio de esta, se han visto relegados al banquillo en favor de una nueva dupla que, de momento, está haciendo méritos más que de sobra para prolongarse en el tiempo.
   
Túñez y Oier, una pareja impensable a principio de temporada, fueron de lo mejor del Celta en Santo Domingo. Aunque habían cosechado buenas actuaciones frente a Girona y Sabadell, donde los celestes sólo habían encajado un tanto, se comentaba que les faltaba todavía una prueba de fuego, un rival que los exigiera lo suficiente para poder considerarlos una fórmula de éxito.
   
Pues bien, este sábado aprobaron el examen y con nota. Aunque favorecidos por el planteamiento de Herrera en la primera mitad, quien apostó por una línea de presión mucho más adelantada, ambos firmaron un partido excelente, maniatando en todo momento a una delantera del Alcorcón que, ni en una segunda mitad de asedio, fue capaz de doblegarlos. Contundentes, perfectos al corte e insuperables por alto, ambos echaron el candado en el área viguesa y fueron los principales responsables de que los celestes mantuviesen la puerta a cero.
   
El cambio de ciclo en el eje de la defensa parece haber llegado. Dos buenos partidos de esta nueva pareja han terminado por relegar a Catalá al banquillo y a Vila a la grada. Es sin duda de justicia reconocer las buenas actuaciones del santiagués y del navarro, por lo que, bajo mi punto de vista, deberían ser de la partida el próximo fin de semana ante el Guadalajara.
   
Su presencia ha solucionado, en parte, el gran problema de este Celta: el juego aéreo. Ahí no hay discusión alguna, ya que Túñez y Oier son los mejores. Sin embargo, es posible que los problemas vengan ahora por otra dirección, la de la velocidad. Este nuevo dúo puede sufrir y mucho ante un futbolista de mayor movilidad, más veloz, como pueden ser Ángel (Elche) o Charles (Córdoba), menos estáticos que el punta del Alcorcón, Quini. Quizás, en ese caso, la figura de Catalá, quien en mi opinión sigue siendo el central más completo de la plantilla, se antojaría más necesaria.
   
No obstante, lo que está claro es que ahora es el turno de Túñez y Oier. Sin nada que objetar, ambos se han ganado el puesto y la confianza de Herrera. El sábado deben jugar de inicio y seguir demostrando que tienen capacidad para liderar la defensa celeste lo que resta de temporada. Las tornas han cambiado y ahora serán Jonathan Vila y, sobre todo, David Catalá quienes tengan en Copa la oportunidad de demostrar a Herrera que se ha equivocado. Por el momento, parece difícil que hagan cambiar de opinión al técnico catalán. Y es que el cambio de ciclo ya ha llegado.

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