El Celta afrontará la temporada con un solo central diestro, aunque eso sí, tendrá la opción de sacrificar a Hugo Mallo, uno de los mejores laterales derechos de la categoría, y que jugó de central prácticamente hasta juveniles. Y no solo eso, que diría Herrera, ya que tenemos a Oier Sanjurjo, que en su vida jugó de central, pero que podría hacerlo según el míster, por no hablar de los centrales del filial, incluso juvenil y hasta el cadete, que también merecen una oportunidad. Es decir, que nos quejamos de vicio.
Claro que Oier no debería renunciar a jugar de central. Cuando Herrera comenzó a poner a Vila en esa posición nos echamos las manos a la cabeza, como ya lo habíamos hecho cuando se le ocurrió esa idea a Eusebio o a Alejandro Menéndez, que ya habían colocado al de Porriño como zaguero, aunque eso sí, de forma circunstancial. Esa era la gran diferencia. Paco Herrera iba en serio. Y el caso es que al jugador le ha cambiado la vida: "Pasé de casi no tener minutos en el medio centro a jugar casi todos los partidos de central. El míster me supo encontrar mi posición, que no era nada fácil. Apostó por mí y estoy feliz de que haya salido bien", explica con sinceridad Jonathan Vila en las páginas de La Voz.
Es evidente que la influencia de Herrera en la carrera de Vila ha sido determinante. Para el futbolista ha sido su salvador, el que lo ha recuperado para el fútbol cuando no había mucha confianza en él. Eso sí, tiene muchísimo que mejorar aún en su juego, mucho. Su progresión inicial en el puesto fue muy positiva, y creo que todos estábamos positivamente sorprendidos, pero entre lesiones y la mala racha del equipo, sus defectos, que siempre se vieron, destacaban más. Este año, tras un inicio dubitativo, parece que esboza una leve mejoría, pero sus despejes nos ponen al borde del infarto.
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